Alpes, esas montañas…esas grandes montañas que nos invaden en
sensaciones, sentimientos y otras tantas cosas más, lo que es cierto que esas
montañas han pasado a ser nuestro lugar de recreo, de escape, nuestro lugar de
sentirnos nosotros mismos, de ilusionarnos y sobre todo un lugar de compartir
experiencias con nuestros amigos.
Desde que nacemos necesitamos esos lugares en
los que sentirnos en plenitud de alegría y felicidad, según las etapas de
nuestras vidas vamos cambiando, de nuestras urbanizaciones a los parques de
nuestros barrios y poco a poco abrimos fronteras hasta encontrarnos en esas
montañas…esas grandes montañas.
Así parece que otro año vuelvo a ese lugar de juego, y que
irresponsabilidad por mi parte llamarlo lugar de juego sabiendo de sus peligros
pero es allí donde ahora disfruto de mí, de mis amigos y donde siento la sensación
abierta de libertad y felicidad. En unos meses volveré a pisar esas montañas
junto a grandes amigos, a compartir unos días por tierras italianas y más tarde
tierras francesas, volver a respirar ese aire puro, frio y sobre todo evocador
a nuevos retos y sueños.
Ahora toca entrenar empezar a prepararse porque si algo
tienen los Alpes es que para poder “jugar” hay que estar en condiciones físicas
de poder hacerlo, dos grandes amigos me acompañaran, Rubén y Alexis con los
cuales compartiré esos horizontes blancos mágicos de sueños…y ambos tres
suspiraremos “estas grandes montañas”.